En los años sesenta, Carmen Lizarriturri se traslada a África, siguiendo los pasos de su marido. Su pasión por las joyas la lleva a profundizar sus conocimientos en gemología, y estudia con prestigiosos profesionales en París.
En los setenta inicia su aventura emprendedora, desde el continente africano, importando materias primas. Su compañía se convertiría muy pronto en un referente en el mundo de la joyería.
El siguiente paso de Carmen fue adentrarse en el mundo del diseño, con el afán de crear una marca de joyería accesible a todo tipo de público. Así en 1972, se escriben las primeras líneas de la marca Luxenter.
La historia de Luxenter es la historia de mi vida, y la realización de un propósito: Hacer una joyería accesible a todos los públicos. Es un proyecto que refleja toda mi ilusión en hacer de Luxenter una empresa sólida con gran proyección internacional.”